La nueva educación que viene abriéndose paso, a partir de la Cumbre del Medio Humano de Estocolmo en 1972, se le llama Ecoeducación, Educación Ambiental o Educación Holística.
Esta Nueva Educación está basada en una visión del mundo compatible con los avances más recientes de las llamadas Ciencias de Frontera: la nueva física y la nueva biología (Clark 1977).
La ecoeducación es una estrategia para reestructurar la educación en todos sus aspectos: la naturaleza y el contenido del plan de estudios, la forma de agrupar a los estudiantes, la forma de administrar el proceso de enseñanza-aprendizaje, la forma en que debe ser estructurado el sistema escolar en su totalidad y por último la cultura de la escuela debe estar no al servicio del paradigma mecanicista-industrialista, sino de la continuidad de la vida.
La ecoeducación se basará en la teoría de los sistemas vivientes, que sostiene que todos los sistemas: organismos, sistemas sociales y ecosistemas, comparten un conjunto de propiedades y principios de organización comunes. Estos principios permiten construir totalidades integradas o ecosistemas, los que pueden servir de modelos para organizar mejor nuestros sistemas sociales y educativos.
Como ya lo hemos expresado, la teoría de los sistemas vivientes visualiza al mundo en términos de relaciones de integración. Reconoce que toda forma de vida sobre la tierra se encuentra organizada en una intrincada red de interrelaciones, las que parecen estar dispuestas en una serie de patrones o procesos dinámicos complejos e interconectados: los sistemas vivientes. El sistema educativo es uno de ellos.
La mejor manera de comprender los sistemas vivientes consiste en aprender sus principios de organización fundamentales, cada uno de los cuales refleja una función única y específica, sin la cual ningún sistema sobreviviría.
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